Es fácil caer en la trampa de culpar a los demás, nadie puede hacerte infeliz sin tu consentimiento. No importa lo que hagan ni lo que digan, tú decides como reaccionar.
Si somos honestos con nosotros mismos siempre elegiremos todo en la vida: amistades, trabajo, pareja, pensamientos.
Así empezaremos a vivir más plenamente, lo que los demás piensen no es asunto tuyo, los demás nos respetarán en la medida en que nosotros mismos nos respetemos. 
Si somos honestos con nosotros mismos siempre elegiremos todo en la vida: amistades, trabajo, pareja, pensamientos.


Para asumir el mando de nuestras vidas y vivir a plenitud, el reto es eliminar la compulsión a recibir aprobación. 

A fin de cuentas, no se puede más que tener la mente en paz o preocuparse por lo que piensen los demás, preocuparse por lo que opinen los demás es un hábito difícil de romper, pero no hacerlo puede acarrear resultados trágicos. No puedes darle gusto todo el tiempo siquiera a la mayor parte de la gente.